Cuando no sabes que hacer contigo es brutal. Porque puede que no sepas que hacer con una persona, o con ropa que ya no te gusta, o incluso con tu pelo que puede ser un desastre. Pero cuando el problema eres tu, te encuentras en una guerra sin tregua, porque tienes que convivir con el enemigo cada segundo. Y así comienzas a elucubrar... Y a divagar... Y tal vez no saques cuentas muy alegres.
miércoles, 12 de mayo de 2010
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