sábado, 22 de mayo de 2010

Últimas palabras.



A F. Mason
Existen quemaduras profundas, localizadas. Como quien toma un cigarro y lo hunde en la carne, a sangre fría. Te deja un pozo, profundo, donde podría entrar un elefante, o un tren. Te duele porque la herida está abierta, la carne expuesta. Te podrás imaginar el tiempo que toma para que una cicatriz así sane. Si no te cuidas podría tomar años, y el dolor no se iría. Algo similar es lo que siento con esta decepción.

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